Selección de áreas prioritarias para la conservación de flora gipsícola en el sureste de la Península Ibérica

Selection of priority areas for the conservation of gypsophilous flora in southeast Iberian Peninsula

MANUEL I. CERRILLO, ELÍAS D. DANA, HERMELINDO CASTRO, M. LUISA RODRÍGUEZ-TAMAYO & JUAN F. MOTA

Departamento de Biología Vegetal y Ecología, Facultad de Ciencias Experimentales, Universidad de Almería, E-04120, Almería, España; e-mail: cerrillo@ual.es; jmota@ual.es

RESUMEN

Estudios recientes han demostrado que los afloramientos de yeso de la provincia de Almería (sureste de España) son los de mayor valor desde el punto de vista de la conservación de la flora gipsícola ibérica. La necesidad de conservar este patrimonio unida a la imposibilidad real de proteger todos los afloramientos existentes en la región, nos llevó a elucidar qué áreas de la provincia deberían ser consideradas como prioritarias para lograr la conservación de la flora gipsícola de estos enclaves. Para ello, se estableció como objetivo prioritario lograr la representación de todas las especies al menos una vez, a la vez que se plantearon otros escenarios posibles en los que se podría basar la elección de áreas -objetivos complementarios-. Se elaboró la cartografía de los gipsófitos, referida a celdas de 10 km de lado y se evaluó la importancia de cada enclave según diferentes criterios utilizados comúnmente en los estudios sobre selección de áreas (diversidad de especies, rareza de la flora, complementariedad) contrastando los resultados obtenidos mediante cada uno de ellos. Los resultados mostraron que la protección de los afloramientos existentes en tan sólo tres cuadrículas (Sorbas, ya protegida principalmente por sus valores geomorfológicos, Venta de los Yesos y Topares) sería suficiente para lograr la representación de todos los gipsófitos de la región y alcanzar además varios de los objetivos complementarios de conservación. Los resultados se discuten teniendo en cuenta las peculiaridades sociales y administrativas del territorio.

Palabras clave: biodiversidad, afloramientos de yeso, áreas prioritarias, criterios de conservación, microreservas.

ABSTRACT

Recent studies have highlighted the gypsum outcrops of Almería (southeast Spain) as the most outstanding for the conservation of Iberian gypsophilous flora. The need of preserving this natural heritage and the impossibility to protect all the outcrops present within the territory, led us to identify which areas should be considered as of priority for conservation. To this end, we establish as a priority that the proposed conservation network of sites should include all gypsophyte species at least once. Other possible conservation goals on which to base the area selection and the associated scenarios were also taken into account. We first elaborated a cartography for the gypsophytes based on 10 km sided-cells. Next, in order to rank the importance of each locality, several commonly employed conservation criteria (diversity, rarity of the flora, complementarity) were applied to the cartographic information, and the findings obtained by each procedure contrasted. The results showed that protecting the deposits found in three cells (Sorbas, already protected because of its geomorphological singularity, Venta de los Yesos and Topares) would allow the representation of each species at least once and to achieve several complementary conservation targets. The findings are discussed within the context of the social and administrative peculiarities of the area.

Key words:biodiversity, gypsum outcrops, areas selection, conservation criteria, microreserves.

INTRODUCCIÓN

La Península Ibérica es uno de los territorios con mayor valor para la conservación de la flora europea, ya que cuenta con un elenco florístico que resalta tanto por su riqueza en especies, por el número de endemismos ibéricos (Simón 1994) y el número de especies amenazadas que concentra (Domínguez-Lozano 2000). La singularidad de la flora ibérica se debe a múltiples factores (Nieto- Feliner 1999) entre los que se encuentran los de tipo paleoclimático (Crisis mesiniense, glaciaciones pleistocenas), geográficos, ecológicos (ecotonos, refugios, variedad de hábitats) y la superposición de los efectos generados por ellos (Montserrat & Villar 1972, Gómez-Campo & Malato-Beliz 1985).

En los ambientes de insularidad edáfica como los afloramientos de yeso -o “aljezares”, del término árabe “aljez”, mineral de yeso- la originalidad de la flora ibérica se acentúa. En los aproximadamente 35.487 km2 que, según Riba & Macau (1962)1 ocupan estos sustratos en la Península (i.e., cerca del 12 % del territorio español), se encuentran al menos 38 taxa cuya presencia está ligada a estos substratos restrictivos (Dana 2000), todos ellos endémicos o raros en el contexto del Arco Mediterráneo (Braun-Blanquet & Bolòs 1957, Rivas-Goday 1957, Mota et al. 1993, Loidi & Costa 1997). Además, al menos 10 especies vasculares ligadas a este tipo de suelos -i.e., cerca de un 25 % de las especies gipsófilas- se encuentran bajo algún grado de amenaza (Dana 2000, Domínguez-Lozano 2000).

La singularidad de los aljezares ibéricos ha sido reconocida también internacionalmente, ya que sus comunidades vegetales y algunas de las especies que las conforman están catalogadas como prioritarias por la Directiva Hábitats (Anon 1992), un documento firmado por varios países miembros de la Unión Europea enfocado hacia la preservación, a escala europea, de las especies vegetales, animales y fitocenosis de mayor valor biológico. Si bien este acuerdo no obliga -aunque recomienda- a cada estado firmante a la preservación directa de todas las especies y comunidades que en él se recogen, no carece de valor, ya que constituye la base para priorizar áreas de conservación dentro de la “Red Natura 2000” (Ostermann 1998), o lo que es lo mismo, el entramado de espacios naturales protegidos de la Comunidad Europea.

Pese a este reconocimiento internacional, en España no existen afloramientos de yesos protegidos específicamente por sus valores botánicos, aunque algunos depósitos quedan casualmente incluidos dentro de algún espacio protegido, seleccionado por otro tipo de valores (faunísticos, geomorfológicos, paisajísticos, etc.). Por tanto, resulta evidente la necesidad de que, al menos los afloramientos más valiosos para la conservación de la flora gipsícola, cuenten con algún grado de protección legal. Debido a que los depósitos más valiosos para la conservación se localizan en el sureste ibérico -especialmente en la provincia de Almería-, cualquier planteamiento de protección de la flora de yeso pasa por la conservación de, al menos, una parte de los aljezares de esta región (Mota et al. 1993, Dana 2000).

Sin embargo, antes de seleccionar áreas prioritarias para su integración en redes de espacios protegidos, es imprescindible definir claramente cuál es el objetivo de conservación que se persigue. A este respecto, la mayoría de los trabajos tratan de lograr la protección de la mayor cantidad de especies posibles o de asegurar la representación de todas las especies raras, endémicas o amenazadas, generalmente en el mínimo espacio posible debido a los costes asociados a la conservación de la biodiversidad (Margules & Usher 1981, Kirkpatrick 1983, Margules et al. 1988, Myers 1990, Margules & Austin 1991, Castro-Parga et al. 1996, Hernández & Bárcenas 1996, Moreno-Saiz et al. 1996, 1998). La propuesta final de áreas a proteger surge de la aplicación simultánea de varios criterios y de la confrontación de los resultados obtenidos según cada uno de ellos (e.g., Dinerstein & Wikramanayake 1993, Pressey et al. 1993, Williams et al. 1996a).

De acuerdo con estos antecedentes, en este trabajo se fija como objetivo prioritario de conservación que todas las especies gipsícolas del área queden incluidas en al menos una de las localidades y que ello se logre protegiendo el mínimo número de enclaves posible. Simultáneamente se analizan y discuten varias posibilidades de selección de áreas prioritarias según se pretenda lograr alguno de los siguientes objetivos complementarios: (1) proteger las áreas con mayor riqueza de especies, considerando tanto la riqueza total como la riqueza en especies endémicas y amenazadas, (2) proteger todas las localidades que cuenten elementos endémicos, y (3) proteger todos los enclaves que alberguen especies bajo algún grado de amenaza.

En cualquier análisis de conservación debe considerarse también el grado de amenaza real existente sobre el elemento objeto del análisis (especies, comunidades, localidades prioritarias) y estudiar otros factores que puedan influir en la viabilidad de las propuestas (Williams et al. 1996a, 1996b). Por ello, se analiza también el grado y fuentes de amenaza de los aljezares estudiados y la posible adecuación de las diferentes medidas y figuras legales de protección, teniendo en cuenta, a su vez, la realidad administrativa y social del territorio. Se espera además que este trabajo sea una herramienta útil en la que las autoridades implicadas en la conservación puedan basar la toma de decisiones sobre la selección de aljezares a proteger.

MATERIALES Y MÉTODOS

Área de estudio: características del medio biofísico

El territorio estudiado corresponde a la provincia de Almería (sureste de España, 3º 9’ O, 37º 55’ N), que cuenta con una extensión de 8.774 km2 (Fig. 1). El 23,8 % (2.088 km2) de esta superficie corresponde a afloramientos de yeso, generados esencialmente durante el Mioceno, con una cristalización masiva y estando casi la totalidad de ellos sometidos actualmente a un clima semiárido, con precipitaciones por debajo de los 300 mm anuales. Los depósitos se encuentran bastante fragmentados, apareciendo generalmente como reducidos afloramientos con una extensión que en su mayoría oscila entre 0,25 y 14 km2 (Lázaro 1984).

Fig. 1: Localización geográfica de la zona de
estudio.

Fig. 1: Localización geográfica de la zona de estudio.
Geographical location of the studied outcrops.

Aunque existen otros afloramientos en la Península Ibérica, se ha escogido la provincia de Almería ya que sus afloramientos son los más valiosos de cara a la conservación de la flora y comunidades gipsícolas ibéricas, tanto del componente vascular (Mota et al. 1993, Dana 2000) como criptogámico (Gutiérrez 1990, Gutiérrez & Casares 1994, Guerra et al. 1995, Egea & Alonso 1997). La riqueza total de especies y la abundancia de elementos raros, endémicos y amenazados que presenta esta región la convierten en un verdadero punto caliente -en el sentido de Myers (1988, 1990) y Myers et al. (2000)- para la conservación de esta clase de especies. En efecto, a pesar de que los terrenos yesíferos de esta región sólo representan el 5,9 % del total nacional, concentran el 51 % de las especies gipsófilas del país, de las que seis son endémicas de la provincia de Almería. La región alberga además seis de los al menos diez taxa asociados a yesos que actualmente están amenazados en España (Dana 2000).

Características administrativas y sociales

Es necesario indicar que la provincia de Almería pertenece administrativamente a la Comunidad Autónoma de Andalucía, que posee la mayor parte de las competencias en materia medioambiental. Precisamente todos los afloramientos de Sorbas y algunos de las localidades de Los Castaños y Río Aguas están protegidos mediante la figura de “Paraje Natural” -Paraje Natural del Karst en Yesos de Sorbas-, específica de la legislación ambiental andaluza. Sin embargo, la selección de localidades para su declaración como espacio protegido no tiene por qué coincidir con las que resultarían prioritarias desde el punto de vista de la biodiversidad vegetal, ya que su declaración se fundamentó principalmente en sus valores geomorfológicos (Mota et al. 1997). En efecto, dentro del área protegida existe una de las formaciones kársticas en yeso más extensas y peculiares del mundo (Calaforra & Forti 1991, Calaforra & Pulido 1997, Calaforra 1998). Dentro de este entorno protegido, se prohíbe la práctica de la minería, lo que indirectamente ha restringido la destrucción de la flora gipsícola de estos enclaves. Sin embargo se permiten otras prácticas como la agricultura, que también conllevan consecuencias negativas para la flora de yesos (Dana 2000).

Actualmente los aljezares almerienses se encuentran francamente amenazados por la extracción del mineral de yeso, ya que Almería es la mayor productora de yeso de España. Esta amenaza llega a los límites del Paraje Natural, donde también se localizan explotaciones a cielo abierto. Hay que resaltar que la minería constituye la base de la economía de la comarca de Sorbas, que cuenta con una población de unos tres mil habitantes. Esta circunstancia contrasta con el impacto ecológico que genera la actividad minera, que ya ha provocado la desaparición de numerosas poblaciones de gipsófitos en las zonas no protegidas de la comarca (Cerrillo et al. 2001a). De este modo, los condicionantes sociales y administrativos que concurren en la zona de estudio, junto a los requerimientos ecológicos de las especies de suelos yesíferos pueden determinar en gran medida qué formas de protección de las áreas seleccionadas resultarían más viables.

Elucidación de áreas prioritarias

Para la elucidación de áreas prioritarias, y de acuerdo con la terminología y clasificación propuesta por Rivas-Martínez & Costa (1970) y Escudero et al. (1997) se emplearon los 19 “gipsófitos” (i.e., cuya presencia está exclusivamente ligada a los yesos) y “gipsóvagos preferentes” (i.e., aquellas especies que, si bien puntualmente pueden aparecer en otros tipos de substratos, presentan una marcada preferencia por los depósitos yesíferos) que habitan los afloramientos de la provincia de Almería. Por comodidad, emplearemos frecuentemente el término “gipsófito” en su sentido amplio, incluyendo también a los “gipsóvagos preferenciales”.

Estas 19 especies son las que presentan mayor valor de conservación y las que distinguen florísticamente los afloramientos de la provincia. A diferencia de otros elementos florísticos, su conservación solo puede llevarse a cabo protegiendo los aljezares. Los distintos grupos de afloramientos de la provincia de Almería se distinguen entre sí esencialmente por las diferencias en la composición de la flora gipsófila que sustentan y no por la presencia o ausencia de las especies no ligadas a los yesos, comunes a todos los afloramientos (ver Lázaro 1984, 1986, Mota et al. 1998) y a otros territorios no gípsicos. Con esta metodología se puede asegurar que la selección de los afloramientos se basará sólo en las especies que los caracterizan y que les confieren su singularidad florística, y no por otras cuya ecología no está ligada a los yesos y cuya protección puede plantearse en una amplia gama de ambientes y territorios circundantes.

De cada uno de los 19 gipsófitos empleados en el análisis se recopiló toda la información relativa a su distribución en el territorio de estudio (Lázaro 1984, 1986, Sagredo 1987, Sanz & Costa 1987, Cueto 1989, Molina et al. 1989, Rubio-Sánchez 1990, Rubio-Sánchez & Escudero 1992, Rubio- Sánchez et al. 1992, Mota et al. 1997, 1998, Cerrillo et al. 2001b), situándolos en las cuadrículas geográficas UTM de 10 km de lado correspondientes al huso 30S. La información bibliográfica se completó y contrastó con diversas salidas de campo a los afloramientos de la región, elaborando finalmente una matriz de presencia y ausencia de especies en las cuadrículas. De acuerdo con la metodología propuesta por Williams (1994, 1999), Williams et al. (1996a), Humphries et al. (1995) y Castro-Parga et al. (1996), para identificar los aljezares prioritarios para la conservación se han empleado tres criterios básicos: riqueza, rareza y complementariedad. El modo en que fueron aplicados se describe a continuación.

Riqueza de especies (Rn)

Se calculó el número de especies -riqueza- en cada cuadrícula (Haila & Kouki 1994). Además, de forma semejante al procedimiento aplicado por diversos autores (e.g. Hernández & Bárcenas 1996), se calculó tanto la riqueza de endemismos regionales -entendiendo como tales las especies restringidas exclusivamente a la provincia de Almería- como la riqueza de especies amenazadas en cada enclave. En este último caso se consideraron las especies que actualmente se encuentran bajo alguna de las categorías de amenaza de la UICN según Domínguez-Lozano (2000).

Siguiendo el criterio de Prendergast et al. (1993) se ha escogido el cinco por ciento de las cuadrículas con mayor valor de riqueza -en cualquiera de sus posibilidades- como las de mayor concentración de especies y que por tanto deberían ser consideradas en la selección de áreas.

Rareza continua (Rc)

Siguiendo la metodología estándar para el cálculo de la rareza (Usher 1986, Howard 1991, Williams 1993) se calcularon los valores de rareza para cada especie mediante la expresión ri = Q-1, siendo Q el número total de cuadrículas en donde aparece la especie i. De este modo, cuanto menor sea el número de cuadrículas en las que aparece una especie dada, mayor será su rareza. Según Kerr (1997) se puede estimar también la importancia que una cuadrícula presenta (“rareza continua”) según la cantidad de especies raras que concentra. Cuanto mayor sea el número de especies raras, i.e., se localizan en una o unas pocas celdas, que aparecen en una localidad, mayor será su rareza. Para una localidad dada, su valor de rareza continua vendría dado por la expresión Rc ∑= ri.

Rareza discontinua (Rd)

Siguiendo la recomendación de Gaston (1997) se aplicó también otra medida derivada del concepto de rareza continua, la de rareza discontinua (Rd), que se calcula de manera análoga a la Rc, pero considerando sólo un porcentaje (del 20-30 % según Gaston 1997) de las especies más raras. En adelante a estas especies se les denominará como “muy raras”. Este porcentaje se calcula ordenando las especies en orden decreciente de valores de ri, eligiendo después el 20-30 % de las más raras. Debido a la existencia de empates en los valores de ri, para calcular la Rd de cada localidad se utilizó el 26 % de las especies (cinco especies) de los 19 gipsófitos existentes en el área: Campanula fastigiata, Rosmarinus x lavandulaceus, Frankenia thymifolia, Teucrium balthazaris y Jurinea pinnata.

Complementariedad

Este concepto tiene en cuenta la magnitud en que la adición de una nueva localidad incrementa el número de especies recogidas en una red de reservas (Vane-Wright et al. 1991, Colwell & Coddington 1994). En este estudio se aplicó este concepto tanto a los valores de riqueza total de las cuadrículas como a los de riqueza de endemismos, riqueza de especies amenazadas y riqueza de especies muy raras.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Valor de las localidades para la conservación: riqueza total de especies

La cuadrícula de Sorbas (WG70) alberga la mayor concentración de gipsófitos (contiene el 68 % de los gipsófitos de Almería, i.e., 13 especies), aunque está seguida de cerca por las cuadrículas correspondientes a la Venta de los Yesos (WG60), Río Aguas (WG80) y Los Castaños (WG81) (Tabla 1 y Fig. 2). Cada una de estas tres últimas celdas contienen el 63 % de los taxa gipsófitos del territorio (12 especies). Por tanto, según el criterio de Prendergast et al. (1993) estas cuadrículas (5 %) deberían ser consideradas como prioritarias para preservar áreas de elevada diversidad. Hay que destacar que la cuadrícula WG91 de Turre también posee una riqueza relativamente elevada (10 taxa), al igual que las localidades de Mojácar (XG01) y Carboneras (WF89), ambas con nueve especies y la Loma de los Yesares (WF99) y Base de Sierra Alhamilla (WF49) con ocho especies cada una.

Fig. 1: Localización geográfica de la zona de
estudio.

Fig. 2: Intervalos de riqueza en cada cuadrícula. Richness intervals in each cell.

Valor de las localidades para la conservación: riqueza de especies endémicas

Cada una de las siguientes cuadrículas, ordenadas en sentido decreciente según su riqueza total, alberga a cinco de las seis especies endémicas del territorio: WG70 (Sorbas), WG80 (Río Aguas), WG81 (Los Castaños), WG91 (Turre), WF89 (Carboneras), XG01 (Mojácar) y WF99 (Loma de los Yesares) (Fig. 3A). Por ello, la protección de cualquiera de estos enclaves permitiría que el 83 % los taxa endémicos quedasen representados al menos una vez. La celda de Venta de los Yesos (WG60), a pesar de contar con una elevada riqueza específica (12 especies), recoge sólo dos especies endémicas de Almería. Otras cuadrículas, e.g., WG79 (Topares), no presentan ningún elemento exclusivo de la región. Como se observa en la Fig. 3A, la protección de todas las poblaciones de endemismos implicaría a un elevado número de localidades.

Valor de las localidades para la conservación: riqueza de especies amenazadas

La localidad con mayor número de especies amenazadas fue de nuevo Sorbas (WG70), con seis especies (Fig. 3B). Cinco especies amenazadas se encuentran en cada una de las cuadrículas WG80, WG81 (ambas con 12 gipsófitos) y WF89 (con nueve especies en total). Debido a este empate entre los tres últimos enclaves las cuatro celdas deberían ser consideradas prioritarias si se persiguiera preservar al menos el cinco por ciento de las localidades con mayor concentración en especies amenazadas. Es interesante destacar que las localidades de Turre (con 10 gipsófitos), Loma de los Yesares (ocho especies), y Mojacar (que posee nueve especies) recogen cuatro taxa amenazados. Por el contrario Venta de los Yesos y WF58 contienen sólo dos de las seis especies amenazadas de la región. Como se observa en la Fig. 3B, la protección de todos los puntos donde aparecen poblaciones de las especies amenazadas implicaría nuevamente a un elevado número de enclaves.

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