Los túmulos son una de las formas superficiales más singulares, y escasamente descritas, que frecuentemente se encuentran asociadas al paisaje kárstico en yesos. Se trata de abombamientos que afectan al estrato más superficial de yeso con morfología semiesférica y que pueden alcanzar varios metros de diámetro. Los túmulos se describieron por primera vez en el Karst en yeso de Sorbas. Su desarrollo se ve favorecido especialmente cuando predominan unas condiciones de extrema aridez durante su formación. No cabe duda de que Sorbas es el lugar del mundo donde mejor se ve cómo se formaron los túmulos.
La génesis de los túmulos está ligada a procesos de disolución y precipitación activos en la actualidad. La porosidad de la roca yesífera, bastante elevada en yesos macrocristalinos, permite que el agua de lluvia o de rocío circule entre los grandes cristales de yeso. Este agua, escasamente cargada en sales, disuelve el yeso a favor de los planos y huecos entre los cristales. Posteriormente, la alta evaporación existente provoca la saturación y recristalización del yeso en los espacios inter- e intracristalinos. El depósito de este material sólido es causa de la existencia de tensiones que provocan el aumento de volumen, el cual se traduce en un ligero abombamiento de la capa de yeso más superficial (Figura 5).
Uno de los mayores túmulos del afloramiento de Sorbas
Normalmente los túmulos presentan la bóveda abierta
Figura 5